LA POUPONIERE DE KAOLACK Y LA PRIMERA RUTA SOLIDARIA:
CRONICA DE DOS SUEÑOS HECHOS REALIDAD.
Con “puntualidad local”, tal como os habíamos anunciado, el 18 de abril pasado inauguramos en la ciudad senegalesa de Kaolack la casa de acogida de menores “LAMINE COULIBALY - FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS”.
Por respeto a las costumbres senegaleses debemos de decir que en relación a lo apropiado o no de la hora de la convocatoria, en el fondo, los asistentes estaban cargados de razón: Habíamos previsto comenzar el evento a las 17 horas con el fin de que buena parte de la comitiva tuviera tiempo de acometer las 4 horas de ajetreado trayecto que llevan el regresar a Dakar sin que se les hiciera demasiado tarde. Pero el sol estaba aun muy alto y los primeros asistentes locales, sensatamente, no empezaron a llegar hasta que los tambores y los timbales llevaban ya un par de horas invitando al evento, dando así, a unos la oportunidad de llegar frescos al acto inaugural y al otro irse tranquilamente a descansar.
El acto había sido programado y coordinado desde España, pero lógicamente había sido ejecutado sobre el terreno por nuestro equipo local. Cualquier duda por parte de los organizadores ante un acontecimiento de esta índole que hubiéramos podido tener, a priori, sobre la buena marcha y organización del acto fue disipándose a medida que éste iba desarrollándose: Las sillas para el público, invitados, vecinos y curiosos, perfectamente dispuestas. Sillones para las autoridades, en lugar preferente. Dos inmensos toldos daban a los numerosos asistentes previsible cobijo de un sol implacable que luego, tal como intentábamos explicar antes, brillaría por su ausencia. La megafonía funcionaba sin demasiados sobresaltos. Un showman profesional explicaba en wolof el programa, a la par que otro,- presentador de fortuna-, introducía a las personalidades en francés. Una orquesta local con su espectacular cuerpo de baile y un grupo de encantadores niños de la muy cercana “Aldeas Infantiles” amenizaban perfectamente con sus vistosas coreografías el acto inaugural. Personal local y voluntarios de la Fundación apropiadamente ataviados y uniformados con coloridos trajes locales. Las tijeras para cortar la cinta inaugural, aunque pequeñas, de plástico, de guardería y de color rosa chicle, perfectamente localizables y dispuestas a cumplir su solemne cometido. Todo fluyó adecuadamente. Incluso las bebidas y canapés ofrecidos a continuación fueron deglutidos rápida y silenciosamente…
Los discursos fueron breves y brillantes. Primero Annick, nuestra flamante directora del centro, seguida de Amadou, nuestro representante local; luego el hermano del difunto ex Secretario de Estado de Justicia Lamine Coulibaly a quien hemos querido recordar dándole su nombre a este centro, por ser un hombre muy sensibilizado con la infancia más desprotegida y por toda la ayuda que nos había brindado en nuestros comienzos. Y finalmente Carmen Cano, patrona de la FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS, para concluir, como manda el protocolo, con el Gobernador de Kaolack, ambos, con palabras de aliento que nos hicieron vibrar a todos. Entre todas estas alocuciones, como si hubiesen sido previamente acompasadas y consensuadas, se expuso la realidad, la motivación y la conveniencia de poner en marcha esta magnífica iniciativa social de la FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS.
Tras todo lo cual y con la presencia de Altos Cargos del Ministerio de la Familia, de Protección de Menores, de los Tribunales, Alcaldía y Fuerzas de Seguridad del Estado se procedió al unísono por parte del Gobernador, Carmen Cano y el hermano del difunto Lamine Coulibaly al teatral corte de la cinta inaugural. Televisión y radio,- en cuerpo presente,- tambores y timbales también más presentes que nunca, se dio por inaugurado el centro.
Habíamos alcanzado la materialización de un sueño. En realidad todo había comenzado en enero de 2009: A raíz de un primer viaje al interior más profundo del país nos fuimos encontrando con una realidad mucho más dura de la que el visitante convencional percibe caso de no salir de la metrópoli de Dakar y de su entorno de Hoteles y restaurantes de lujo.
Nuestros primeros contactos con los principales agentes sociales de Kaolack en materia de infancia,- jueces, fiscales, protección de menores, directores de centros de internamiento de menores y otros profesionales,- nos fueron introduciendo en otro mundo de necesidades infinitas, desconocido del todo por buena parte de las conciencias occidentales de las que formamos parte. Todos sus comentarios convergían en un mismo punto: La carencia absoluta de medios institucionales para ocuparse de la infancia más desprotegida. De aquellos recién nacidos que pierden a su madre, o, a los abandonados, que son depositados frente a la comisaria o, la mayoría de las veces, en el basurero aledaño al concurrido mercado local a la espera incierta de que una alma solidaria se haga cargo de ellos.
Efectivamente, nos habían hecho ver una necesidad imperiosa de cubrir una carencia acuciante y acometer un proyecto solidario digno de nuestros objetivos fundacionales. Kaolack se nos ofrecía como una ciudad anclada en un estancamiento permanente que había basado tradicionalmente toda su economía en el cacahuete, que era producido mayoritariamente por campesinos adscritos a la cofradía islamista de los mouradines. Con la descomposición del sistema colonial y la consiguiente globalización, esta actividad cayó en picado y estos mouradines se vieron abocados al éxodo. A Dakar primero y la diáspora migratoria después, a la vez que se reciclaban colectivamente como comerciantes itinerantes. En este marco social dejaron a la ciudad de Kaolack viviendo casi exclusivamente de su privilegiada situación estratégica de paso y encrucijada de rutas comerciales. Activo insuficiente para dar de comer a una de las ciudades más pobladas de Senegal. Al igual que en la época esclavista, el éxodo de los mejores elementos dejaba a Kaolack desencuadernada y con escaso futuro que ofrecer a las nuevas generaciones. Haciendo, asimismo, que casi toda la economía familiar pivotase sobre la sufrida mujer africana y reduciendo la vida económica a un inframundo casi dantesco de muy precaria subsistencia, a todo lo cual cabe añadir la endémica y muy dramática incidencia de una las más altas tasas de malaria de todo el país.
A medida que nos íbamos familiarizando con una realidad social que se nos hacía cada vez más acuciante, impulsados por esta perspectiva de indefensión infantil, poco a poco logramos encontrar los apoyos locales necesarios para poder organizar la puesta en marcha de esta casa de acogida de niños desamparados.
La principal dificultad organizativa residía en que no queríamos asociarnos con ninguna entidad local. Pretendíamos ser nosotros mismos quienes gestionáramos este centro. Respetando las costumbre locales, pero con nuestros criterios y nuestros medios. La tarea no era fácil, máxime cuando ningún miembro ni voluntario de la Fundación tiene a Senegal por lugar de residencia habitual. Por ello tuvimos que agrupar un conjunto de voluntarios de entre los mejores profesionales del ramo de Kaolack para que con sus consejos y presencia permanente en el lugar nos dieran la suficiente cobertura para poder comenzar con nuestro plan. Debo decir que la formula ha funcionado a la perfección combinada, claro está, con la posterior incorporación de un equipo bien seleccionado y formado de profesionales cuya misión es hacerse cargo efectivo del cuidado de los niños.
En el verano del 2010 teníamos un proyecto montado, realista y posible y con un presupuesto cerrado. Teníamos también la firme convicción de que era viable. Solo nos faltaba la financiación.
Para ello la FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS organizó en el otoño de 2010 toda una campaña divulgativa con el fin de recaudar fondos para la puesta en marcha de la “Pouponiere” de Kaolack y muy especialmente de la formación de un fondo de reserva que garantizara su mantenimiento futuro para un mínimo de varios meses.
Prevista para acoger 16 niños, en el momento de escribir estas líneas podemos anunciar que ya han llegado los cuatro primeros y preciosos bebés, todos ellos de madre fallecida en el parto.
Gracias a los muchos de vosotros que habéis dado vuestra generosa aportación se ha podido materializar este sueño solidario. Hemos unido nuestras esperanzas con las de toda una población que al límite de la subsistencia vital es consciente de que iniciativas como esta pueden ofrecer una esperanza de futuro a aquellos a los que las duras condiciones de vida que les han rodeado desde su nacimiento, han negado.
Pero nuestras actividades, alegrías y sueños alcanzados durante el pasado mes de abril en Senegal no finalizan aquí: También se materializó nuestro segundo sueño solidario. Desde aquí queremos mencionar y agradecer también a todos los participantes de la Primera Ruta Solidaria que tuvo lugar en Senegal durante la Semana Santa pasada. Evento del que fuisteis oportunamente informados y que por supuesto hicimos coincidir con el acto inaugural de la “pupo” de Kaolack.
La Primera Ruta Solidaria se desarrolló tal como estaba programada: Combinamos equilibradamente lo más turístico de Senegal con varias visitas programadas a centros de acogida de menores. Así conocimos sus coloridos mercados locales, la espectacular Isla Goré, el sorprendente Lago Rosa, la perdida Reserva del Niokolo a orillas del Gambia, las muy fotogénicas Playa y lonja de Soumbediune y los más osados vivieron asimismo una zarandeada travesía en barca programada con la “intención de pescar”… Y por la parte solidaria, visitamos las “Pouponieres” de La Medina de Dakar referencia obligada de toda el África Occidental, la de Tambacounda,- también financiada por la FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS-, la recién inaugurada de Kaolack y el Centro Polivalente, entidad que en su momento recibió la ayuda de nuestra Fundación en forma de instalaciones deportivas.
Durante ocho maravillosos días un grupo de amigos de la FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS, gente de natural solidario, de miras generosas, fácil convivencia y buen viajar tuvieron la oportunidad de sumergirse en la difícil realidad de un país africano y en el siempre impactante ámbito de su infancia desprotegida. De comprobar también sobre el terreno el uso y destino de los donativos recibidos por la Fundación, muchos de los cuales habían sido generosamente aportados por ellos mismos. Pero sobre todo, de vivir una experiencia vital que trasciende claramente de todo este “otro mundo” de carencias, tan distante en todo al nuestro, que intuimos como algo que nos es ajeno, pero que en el fondo desconocemos y no asumimos plenamente hasta que no llegamos a conocerlo “in situ”. Unas vivencias que estamos seguros que a todos les resultarán imborrables y que, como todo gran viaje que se precie, de alguna manera les ha transformado siquiera un poquito, por lo que tenemos por seguro que nos ayudarán a partir de ahora, aun más si cabe, a divulgar y a desarrollar nuestra labor social en Senegal.
Tal ha sido el éxito de esta Primera Ruta Solidaria a Senegal que estamos pensando ya en organizar la segunda para el puente de la Constitución y la Inmaculada del próximo diciembre, siempre y cuando reunamos otro grupo de 15 personas sufridas y solidarias. Recuerden el prospecto con el que anunciábamos esta Ruta Solidaria: “Garantizamos polvo, calor y baobabs. Ni jacuzzis ni mojitos”…. Vayan reservando plaza… será toda una experiencia vital. Garantizado.
Asimismo queremos aprovechar estas líneas por si alguien tiene la posibilidad de reunir un grupo cercano a las 15 personas con ánimo de conocer este Senegal solidario, para decirles que con mucho gusto podemos organizar “ad hoc” otra Ruta Solidaria en cualquier otra fecha del año, incluso en los meses de verano.
No podemos concluir esta crónica de dos sueños hechos realidad sin dejar de daros las gracias, puesto que entre todos vamos cumpliendo con nuestros objetivos, entre todos vamos uniendo esperanzas. Pero también os pedimos que no olvidéis este proyecto ya que una vez montado no debe de detenerse jamás. Necesita financiación y ayuda permanentes para seguir adelante con el día a día. Tenemos que seguir dando nutrición, protección, y esperanzas a nuestros pequeños kaolackeños desprovistos de todo. Os las damos también en nombre de los sufridos habitantes de Kaolack, de las madres desesperadas que no pueden materialmente hacerse cargo de sus hijos, de los niños sin esperanzas huérfanos o no, y de todos aquellos que como nosotros, aunque sepamos que erradicar todas las calamidades del mundo es labor harto imposible, también pensamos que aportando unidos nuestros respectivos granitos de arena e ilusiones conseguiremos entre todos lo que un tan controvertido como comprometido Bertold Brecht preconizaba: “lo más elemental e imprescindible es hacer un mundo en el cual vivir deje un espacio a la esperanza”.
A doce de mayo de 2011
Fernando Diago Brull
Voluntario de la FUNDACION UNIENDO ESPERANZAS.
Responsable de los Proyectos en Senegal.
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